Antropología: Horizontes educativos

Toda sociedad, desde la más simple a la más compleja, todo grupo humano desde el más depauperado al más rico, elitista y aristocrático ha activado y activa procesos, tanto formales como informales, para transmitir sus rasgos culturales más importantes a las nuevas generaciones. Y lo que transmiten son regímenes de enunciación, esto es, principios generales de orden y convivencia, valores nucleares que tienen su propia estructura y lógica, el ethos de la cultura; flexibilizan a la vez la esfera del deber con zonas de tolerancia dando lugar al cambio estructural e intencional.

Curiosamente y contra lo que podría esperarse la Antropología de la educación tiene un origen centenario en España, como indico en mi contribución en este volumen, pero como en la misma Antropología social que es todavía anterior en la enseñanza, la inauguración pionera y primera no tuvo inmediata continuación. Y no por falta de interés objetivo y relevancia primaria pues toda sociedad requiere de coordenadas de valor y conceptos de orden y respeto para hacer posible la vida en comunidad; lo investiguemos o no desde nuestra perspectiva la familia, la escuela, la parroquia, el periódico, la televisión, el libro, el amigo, el grupo, la Universidad, etc. son foyers de educación que proponen objetivos, fines y desiderata, metas personales y colectivas con perspectivas de futuro.