Brecha de fragilidad

A su vez, este cambio de la temporalización de la vida no es algo fútil en espacios sociales donde los tiempos estaban bien defi nidos por ritos, los cuales nos ubicaban tanto hacia nuestro entorno como para el hombre individualmente. Ahora muchos de esos ritos desaparecen, se reubican o se vacían de signifi cado. El ser humano es un ser que se estructura en sociedades defi nidas por etapas marcadas por ritos en los que se hace partícipe a la comunidad de una acción, de una circunstancia activa. El carácter corporal y temporal del ser humano ante un sentimiento de trascendencia demanda ceremonias en las que se declare o confi rme ante la sociedad el paso de etapa. Indistintamente de aspectos religiosos, íntimamente implícitos en cualquier sociedad, estos acontecimientos son vitales para estabilizarla. Quizás, debido a la alteración de las etapas de la vida y de sus acciones, junto al distanciamiento de la muerte personal como algo presente en la toma de decisiones, nos dirigimos a la desacralización de las sociedades en las que se está implantando la longevidad sistemática. Paradójicamente también se defi nen ciertas etapas como más propicias para la espiritualidad y los ritos.