La inserción a la vida activa

Esta introducción se escribe enriquecida por la experiencia de haber redactado, previamente, las páginas que siguen. Van pues como prólogo, aunque tal vez se asemejan mejor a un epílogo. Y he de decir al lector que, a estas alturas, me inclino a expresar no lo que estas páginas contienen, sino, de lo que carecen. En todo el proceso de investigación, conforme se iban resolviendo los interrogantes planteados, nuevos puntos obscuros surgian alimentando el entramado de futuros estudios. Los caminos recorridos han permitido explicar algunas sendas y recovecos pero, en la propia producción del sendero, se han ido dejando atrás vías laterales que pudieran, cual agujeros negros, contener factores hoy dificilmente inabordables: nuevos retos que dejan pendiente profundizar en las opciones de los itinerarios individuales, adentrarse en la estrategia empresarial de la vida cotidiana, conocer la reintegración y recorridos laborales tras una política formativa proteccionista, entender los mecanismos actuales de integración laboral en torno al valor trabajo, y algunas otras cosas. Como consuelo, hay aspectos estructurales que quedan claros. La integración laboral, cuando antes era un pasaje que se producía principalmente por la ocupación, en la actualidad es, ante todo, un proceso de transición por la totalidad de diversas formas codificadas como vida activa: empleo, paro y formación.