La inserción laboral de los universitarios

Desde mediados de los años setenta, el desempleo ha dejado de convertirse en un problema coyuntural para pasar a ser estructural. Las elevadas tasas de desempleo que trae consigo la crisis energética tienen especial repercusión en los jóvenes menores de 25 años. Las consecuencias individuales y sociales no han tardado en manifestarse con el retraso de ? la autonomía adulta, ya que el matrimonio, la compra de una vivienda y el acceso al trabajo, han experimentado considerables retrasos desde finales de los años setenta. El concepto de juventud ha evolucionado al prolongarse el periodo biográfico que lo comprende con la ampliación del tiempo de formación y el retraso del acceso al empleo. Los límites del paso de la niñez a la adolescencia y de la adolescencia a la juventud, están claros y no existen controversias relativas a la delimitación de estas etapas vitales, sin embargo los interrogantes son muchos cuando se plantea el abandono de la etapa de juventud y la integración social en el mundo adulto. La transición a la vida adulta se produce cuando el individuo ha cumplido un conjunto de requisitos (cualificación profesional, actividad económica remunerada, emancipación familiar y nuevos entornos relacionales diferentes al familiar de origen), que están muy relacionados con su transición a la vida activa que hace alusión al paso de la escuela al trabajo y que supondrá, en teoría, el recorrido por diferentes trayectorias laborales hasta desembocar en la inserción laboral plena (Garrido y Requena 1997:17).