Movimiento asociativo y cultura de paz

En el último decenio, el fomento de una «Cultura de Paz» ha experi- mentando un cierto auge tanto en el marco de Naciones Unidas como en el de la propia Investigación para la Paz. Ello ha venido precedido por el reconocimiento de que la paz no sólo es la ausencia de conflictos, sino que también requiere de un proceso positivo, dinámico y participativo para promover el diálogo, la solidaridad, el entendimiento y la cooperación mutua. Si bien es cierto que tanto desde determinadas instituciones como desde el ámbito académico se vienen realizando acciones para fomentar la Cultura de Paz, no es menos cierto que los valores, actitudes, comporta- mientos y estilos de vida que la propician han estado presentes en muchas de las iniciativas y prácticas surgidas en los movimientos asociativos que brotan desde la sociedad civil. El esfuerzo de los movimientos por la paz, la justicia económica, la cooperación y el desarrollo, la protección medioambiental, los derechos humanos, la democracia y la igualdad de las mujeres, etc., puede encontrar de esta manera un significado común y compartido bajo el consenso de valores que propone una Cultura para la Paz, sin que ello menoscabe las formas particulares que ésta pueda adoptar en contextos específicos y diversos.