Susana del Río: "Si la Unión Europea necesita un ejército para defender la paz, deberá tenerlo"

Susana del Río: "Si la Unión Europea necesita un ejército para defender la paz, deberá tenerlo"

En plena vorágine electoral, la experta en UE analiza los hitos de la legislatura que acaba y los retos que marcarán la agenda del bloque en los próximos cinco años.

"Una cita decisiva y determinante". Para Susana del Río Villar (Madrid, 1966), una de las mayores expertas en Unión Europea de nuestro país, en los comicios europeos de junio, la UE se juega su propio futuro. Con una turbulenta atmósfera geopolítica y los grupos de extrema derecha en el carril de aceleración, la nueva legislatura se antoja, cuando menos, compleja. 

Doctora en Ciencias Políticas, académica de la Academia Europea de Ciencias y Artes de Salzburgo, directora del ciclo Conversaciones UE. Retos de la legislatura europea 2024-2029 y profesora de UE en el Máster del Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Susana del Río repasa en esta entrevista algunos de los grandes retos que marcarán la agenda del bloque en los próximos cinco años. 

Antes, sin embargo, echa la vista atrás. En el anterior ciclo, sostiene, la UE ha sido capaz de responder con contundencia ante una serie de cisnes negros, como la consumación del brexit, la pandemia del coronavirus o la guerra en Ucrania y en Gaza. "Ha estado a la altura", asegura. Pero matiza: "Todavía hay varias asignaturas pendientes". 

Sobre algunas de ellas habla en su nuevo libro Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea (Editorial Universidad de Granada, 2024). Es un ensayo sobre los hitos de la construcción europea, pero también una reflexión sobre el futuro de la política comunitaria que se articula a través de la vida y obra de una docena de mujeres. Durante su conversación con EL ESPAÑOL, la experta desvela el nombre de una de ellas: la princesa Leonor.

La semana pasada el Parlamento Europeo bajó el telón de una legislatura que ha sido, cuando menos, compleja: arrancó con un país como Reino Unido en retirada, continuó con una pandemia y acaba con una guerra en suelo europeo. ¿Qué balance hace de estos cinco años? 

Creo que la Unión Europea ha estado a la altura de las circunstancias. Ni ella misma era consciente de la capacidad que tenía para dar respuesta a estos retos y, aunque hay asignaturas pendientes, en estos años se ha derribado el tópico de que la Unión Europea es lenta en las decisiones y en las respuestas. 

¿Algún ejemplo?

Quizá el más claro y tangible es la puesta en marcha de la campaña de vacunación coordinada de la UE. Es un hito que desplegara esta estrategia en menos de un año a pesar de que no tiene la competencia de sanidad. Otra respuesta muy importante han sido los fondos de recuperación europeos Next Generation EU y el mecanismo de condicionalidad: vincular la recepción de los fondos al cumplimiento del Estado de derecho. Con la guerra en Ucrania, la UE también se ha puesto ante el espejo y se ha dado cuenta de que tiene que consolidar su política de seguridad y defensa común, la reindustrialización y otros temas enlazados a la autonomía estratégica europea. Así que sí, yo creo que la Unión Europea ha respondido y lo ha hecho rápido, de manera que ha demostrado a los ciudadanos que está aquí y que es necesaria. 

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrentarán el Parlamento, el Consejo y la Comisión que estrenarán el nuevo ciclo a partir de junio? 

Esta va a ser una legislatura muy decisiva y determinante porque va a definir el futuro de la Unión Europea y, al mismo tiempo, va a redefinir lo que es la propia Unión Europea.

¿Por qué esta puede ser más importante que las anteriores? 

En realidad, todas son importantes, pero ahora, varias de las grandes asignaturas pendientes están sobre la mesa. Una de ellas, por ejemplo, es la migración. Tenemos ya un pacto de migración europeo que siempre hay que volver a mirar y revisar porque estamos hablando de personas, de un modelo humanitario desde la Unión Europea que consiga tener en cuenta la tristeza, los peligros, el riesgo, el miedo hondo de las personas que llegan a nuestras fronteras. También es relevante el reto de la reindustrialización europea, que debe ir de la mano de la doble transición ecológica y digital. También se deberá abordar el futuro del Mercado Único Europeo, como ya ha presentado en su Informe Enrico Letta, ex primer ministro italiano; también lo hará el expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, cada uno en un informe propio sobre cómo fortalecer la competitividad de la UE. Por supuesto, el despertar geopolítico de la Unión Europea, junto con el concepto de autonomía estratégica abierta y la política de seguridad y defensa común, serán vectores clave en esta legislatura. 

Cómo se aborden estos asuntos dependerá de cómo se configure primero el Parlamento Europeo en las elecciones de junio. Hoy por hoy, son numerosas las encuestas que sitúan, por primera vez, a los grupos de extrema derecha como segunda fuerza política. ¿A qué cree que se debe el resurgir de esta opción? 

Cuando se da lo que se conoce como una secuencia de cisnes negros, unos acontecimientos inéditos que ponen en riesgo a los ciudadanos y que zarandean la política, los grupos extremistas, sean del color que sean, aprovechan para confundir a los ciudadanos y para hacer que emerja el descontento y la fragmentación. Ahora sus argumentos no son salir de la UE sino erosionarla desde dentro. Son un peligro, por supuesto, pero también confío en que el nuevo hemiciclo va a ser un hemiciclo de nuevo europeo y europeísta. El ciudadano es inteligente y es muy consciente, lo ha visto en la respuesta que se ha dado al Covid-19 o a la guerra de Ucrania de que, sin una Unión Europea unida, con partidos mirando al centro y creando consenso, no se puede avanzar ni dar soluciones.

¿Cree que los conservadores van a pactar con la ultraderecha o que va a mantenerse el cordón sanitario y vamos a volver a ver la tradicional coalición proeuropea entre PPE, S&D y los Verdes y liberales? 

Yo confío en volver a ver esa gran coalición, porque creo con firmeza en la visión de gran política europea que confluye en el centro. Está claro que los partidos extremistas intentarán jugar su papel y llevar a cabo sus pactos en el hemiciclo, pero creo que van a ser neutralizados por lo que es la Unión Europea, por la búsqueda de consenso a favor de Europa. Por la gran política. 

Sin embargo, si acercamos la lupa y miramos en países como el nuestro, parece que en el día a día prima más la confrontación que esa búsqueda de consensos. 

Precisamente por eso creo que la UE puede dar una lección a la política nacional. Precisamente por eso creo que la UE puede dar una lección a la política nacional. Y yo espero que la confrontación que se vive en la política nacional no llegue a invadir la política europea. La UE necesita seguir siendo un modelo político integrador y equilibrador que, en el tablero geopolítico de nuestro tiempo, imprima e impregne de valores como los recogidos en su Carta de Derechos Fundamentales, vinculada jurídicamente al Tratado de Lisboa.

"Los grupos extremistas ya no buscan salir de la Unión Europea, sino erosionarla desde dentro"

¿Cómo explicar que en países fundadores como Francia o en Países Bajos estén cogiendo impulso los movimientos antieuropeos, aquellos que no confían en el proyecto comunitario?

En tiempos complejos, hay mayor espacio para la manipulación basada en las noticias falsas, en la información distorsionada. Eso está claro. Pero fijémonos en Macron: su discurso combina su soberanía nacional, diría incluso imperialista, con un componente profundamente europeísta. Repito, en las elecciones y en Estados miembros tan significativos como Francia, creo que debería primar el europeísmo. Esto me recuerda a lo que sucedió con la votación de los referéndums de Francia y Países Bajos sobre el proyecto de Constitución europea. Fueron los noes de esos dos países los que evitaron que la palabra Constitución esté ahora en la Unión Europea, aunque el Tratado de Lisboa recoge, por supuesto, la esencia constitucional. Aún así, quiero resaltar que nos es los mismo leer Tratado que Constitución. El mensaje que transmite la palabra Constitución es más cercano y, también, más poderoso. 

¿Por qué los franceses votaron no entonces? 

Por cuestiones de política interna, domésticas, había un gran descontento con el Gobierno. Pero, además, la información de lo que era la Constitución europea no llegó a calar en los ciudadanos y los partidos euroescépticos jugaron su baza y confundieron a la población infundiendo miedo aunque sin base real, verdadera.

Parece que, en parte, fue un voto castigo. Ahora los tiempos tampoco son fáciles, el descontento es evidente en varios países. ¿Puede repetirse lo sucedido y que esos noes se traduzcan en un apoyo a los movimientos euroescépticos? 

Yo espero que no pase. 

¿Hacia qué tipo de Unión Europa avanzamos? 

Caminamos hacia una Unión Europea que va a profundizar en su propia política, porque tenemos a las puertas una muy posible ampliación que no se puede llevar a cabo si al mismo tiempo no se ejercita una profundización política de la propia UE. Hablamos de transformaciones tan relevantes como puede ser la reforma de los Tratados o el paso de la unanimidad a la mayoría cualificada para que se agilice el método de toma de decisión y las negociaciones hacia grandes respuestas. Creo también que la Unión es consciente de que su trabajo es continuo. Aquí también podemos encontrar su esencia como proyecto y proceso de integración. El ser proyecto es lo que hace posible, y visible, que pueda rehacerse, renovarse una y otra vez y, por qué no, contextualizar su modelo a lo que vaya surgiendo e ir adecuando sus parámetros a los grandes desafíos de nuestro tiempo.

Como ha sucedido con la guerra en Ucrania. 

Efectivamente, tener una guerra a las puertas de la Unión Europea nos ha hecho ver que el concepto de autonomía estratégica abierta tiene que impactar desde sus espacios tradicionales como lo son la seguridad y la defensa, pero también desde áreas como la energética o la doble transición ecológica y digital. Para conseguirlo, considero que la UE debería enfocar más la atención a su poder continental, Europa.

¿En qué sentido? 

La UE tiene poder continental, pero, en mi opinión, está utilizando poco la herramienta que tiene para darle visibilidad y proyección: la Comunidad Política Europea. Este foro -idea de Macron presentada en 2022- en el que se suman a los 27 Estados miembros 17 países que, sin ser miembros, quieren estar bajo el paraguas de la política y la defensa europea. La UE tiene que reforzar ese poder continental, sobre todo teniendo en cuenta que Trump puede volver a la Casa Blanca, la amenaza que suponen los extremismos y populismos, la geopolítica actual, la emergencia de modelos como los de China e India, etc. Yo veo a la Unión Europea del futuro profundizando más en su modelo de integración y en su política, avanzando en sus asignaturas pendientes y, al mismo tiempo, dando muchísima relevancia a Europa; es decir, a su poder continental. Veo una UE más geopolítica. 

El futuro de la Unión Europea parece pasar inapelablemente por una ampliación. ¿Qué capacidad real tiene para absorber a más miembros?

Capacidad tiene mucha porque hay voluntad política, sobre todo hacia Ucrania. Y así se lo ha hecho saber a Volodímir Zelenski quien, por cierto, ha elevado muchísimo los valores de la UE y lo que significa ser europeo. Ahora bien, la Unión Europea también tiene que ser estricta. Eso quiere decir que los países que entren deben cumplir con las normas en relación a los valores europeos, al Estado de derecho, a la libertad de prensa, a una capacidad financiera saneada… Los filtros, los exámenes, deben aprobarse y, sobre todo, cumplirse. La ampliación parece haber abierto la caja de Pandora: se han desatado tensas discusiones sobre cómo llevar a cabo el proceso y si hay que reformar o no los Tratados. La UE es muy consciente de que debe encontrar el equilibrio entre la profundización política y la ampliación. Por ejemplo, en la ampliación que se llevó a cabo junto con el Tratado de Niza se dio un salto más en la profundización política y se promovió la Primera Convención Europea [Convención sobre el Futuro de Europa] como órgano innovador y con capacidad vinculante para la reforma de los Tratados cuando se elaboró la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea. ¿Así que tiene capacidad? Sí. ¿Tiene voluntad política? Por supuesto. Pero también sabe que, tanto la capacidad como la voluntad, tienen que estar niveladas, incluso auditadas, con referencia siempre a nuestros valores, nuestro método de toma de decisión, nuestro modelo, y orden, institucional, nuestra democracia supranacional europea…

Hungría y Polonia en los últimos años, bajo gobiernos ultraderechistas, han puesto en evidencia que la política de unanimidad es capaz de secuestrar de alguna manera la toma de decisiones europeas. ¿Es deseable acabar con ese instrumento? 

Depende. En el tema de defensa europea en la balanza creo que es mejor que haya unanimidad, sobre todo ahora que Ursula von der Leyen ha planteado que haya un comisario de Defensa y una economía por si hay guerra. Ahora bien, pensando en una posible ampliación o en que la guerra de Ucrania se extienda, creo que el paso de la unanimidad a la mayoría cualificada es muy importante porque permitiría una agilización ante determinadas áreas. 

¿Hasta qué punto puede la UE tirar de creatividad para la ampliación? Porque integrar a un país como Ucrania todavía en guerra, con territorios ocupados, con 40 millones de habitantes, una renta per cápita baja, etc., tiene su complejidad. 

La Unión Europea es profundamente creativa. Lo vimos con los Fondos Europeos y el mecanismo de condicionalidad, que supedita la financiación al cumplimiento del Estado de derecho. Hungría y Polonia al final aceptaron porque también necesitaban los fondos. Pero en el caso de Ucrania confluye otra cuestión: la esperanza. Porque la UE es democracia y uno de sus valores troncales es la Libertad. Ucrania está en guerra y está pidiendo auxilio, y la UEda una esperanza: una fecha. 

¿2030? 

Efectivamente, 2030 es el año que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, dice que se completará la adhesión. Dar un horizonte que significa también esperanza. Y, algo que siempre afirmo: en política es fundamental crear tendencia.

¿Y es factible? 

¿Que en 2030 Ucrania sea ya miembro de la Unión Europea? Podría suceder. Primero va a depender de que termine la guerra y luego de la capacidad del Gobierno ucraniano de asentar realmente y cumplir los criterios europeos. 

Un ejército europeo, ¿es realista? Debe ser realista. 

Todos hemos escuchado a Borrell y a Von der Leyen decir que hay que impulsar la industria armamentística militar europea, estar preparados para la guerra. No obstante, creo que habría bastante décalage en cómo cada Estado miembro ve su propia capacidad para enviar una dotación militar que configure la suma de un ejército europeo. Complementario al de la OTAN, claro. Hay que guardar y desplegar paz. 

Hay quien sostiene que la idea de ese rearme europeo va en contra del proyecto de paz que es, en teoría, la Unión Europea. 

Y es verdad: la Unión Europea es un proyecto de paz que nace tras dos guerras mundiales, pero eso no significa que no deba defenderse o defender sus principios o a sus ciudadanos. La Unión Europea tiene que ser siempre proyecto "Que Ucrania sea miembro de la UE en 2023 dependerá de la capacidad del país de cumplir con los criterios europeos" principios o a sus ciudadanos. La Unión Europea tiene que ser siempre proyecto de paz y si, para defender y promover la paz, tiene que contar con un ejército propio europeo, consolidado, pues tendrá que tenerlo.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quiere reconocer el Estado palestino incluso si ninguno de los grandes europeos lo hace. ¿Cómo valora este gesto: es valiente o un brindis al sol? 

Creo que el hecho de que el Gobierno de uno de los Estados miembros se posicione a favor de un compromiso y lo ponga sobre la mesa de debate, es positivo. Ahora bien, creo que en cualquier decisión de gran calado –y más si tiene que ver con el ámbito de la defensa o de la seguridad común– es la Unión Europea la que debe consensuar una respuesta de forma coordinada en asuntos de envergadura internacional ¿Por qué? Porque ningún Gobierno en solitario puede marcar la voz, el compromiso o el posicionamiento de toda la Unión. Eso no quita que, a nivel de UE hay que ser valientes y defender los valores y los derechos fundamentales. La guerra en Gaza es un asunto con mucho impacto e implicaciones. Y lo primero que debemos atender es a la gran cantidad de personas, muchísimos niños, que están sufriendo y muriendo. 

España ostentó el año pasado la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. ¿Ha ganado peso España en la UE? 

Es una pena que las citas electorales eclipsaran la presidencia en un Estado miembro. Sobre todo porque perdió visibilidad de cara a los ciudadanos. Sin embargo, en lo que es el engranaje de las diferentes reuniones ministeriales creo que ha habido avances importantes. Es el caso de la Cumbre CELAC de julio de 2023 que, en vez de celebrarse en alguna ciudad española en el marco de la presidencia, tuvo lugar en Bruselas y eso fue un acierto porque se enviaba un mensaje. Se decía a todos los Estados miembros de la Unión Europea que deben mirar mucho a América Latina y apostar por reactivar y consolidar los acuerdos comerciales, como Mercosur o los acuerdos bilaterales, como los de la Unión Europea-Chile o UE-México. También quiero resaltar que, además de nuestras raíces y hermanamiento, en España tenemos con Latinoamérica un gran catalizador: nuestro idioma común, el español. catalizador: nuestro idioma común, el español.

Usted acaba de publicar su nuevo libro Doce mujeres europeas. Construyendo la Unión Europea. Me llama la atención que utilice el verbo en gerundio, lo que da continuidad a la acción hasta el presente. ¿Qué mujeres están construyendo hoy ese proyecto de Unión Europea? 

Sí, construyendo en gerundio. Haciendo. Son muchas las mujeres que han contribuido y contribuyen a esta construcción, desde Bertha von Suttner, Hannah Arendt o Madam Curie, a Nicole Fontaine, Angela Merkel o Ursula von der Leyen. 

¿Alguna española? 

Pues mira, en el libro escribo sobre dos. Ambas supe desde el primer momento que iban a estar. Hoy, voy a desvelar por primera vez que uno de los capítulos lleva el nombre de la princesa Leonor. 

¿Leonor de Borbón? ¿Cómo se enlazan la monarquía española y la construcción de la UE? 

La princesa Leonor es una mujer europea que está tejiendo el futuro a través de su formación, de sus discursos, de su compromiso y su responsabilidad con España y también, evidentemente, con la Unión Europea y con el mundo. Como joven europea, se une a los jóvenes de su generación creando futuro. Además, la princesa de Asturias representa la vertebración del modelo constitucional europeo que, como he dicho antes, es la suma de las constituciones de los Estados miembros. Representa también el anclaje institucional y los valores enunciados en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea: la defensa de la libertad, de la igualdad, de la dignidad, de la solidaridad en el marco de la ciudadanía y la justicia. Veo que, en su misión, está el orden institucional y yo siempre digo que, para que la democracia dé sus frutos y vaya a favor de los ciudadanos, tiene que estar vertebrada desde la Constitución, desde el orden.