Granada 1492-1992

Las celebraciones del quinto centenario de 1492 se alejan y difuminan poco a poco en nuestra memoria ¿Qué queda del inmenso esfuerzo conmemorativo realizado en el mundo entero y más particularmente en España? Sin duda alguna la huella de algunos acontecimientos espectaculares y unos momentos intensos que marcaron innegablemente los espíritus. Nadie ha olvidado la exposición universal de Sevilla ni los Juegos Olímpicos de Barcelona, de los que ambas ciudades conservan perdurables y hermosos testimonios. Ni al rey Juan Carlos penetrando en la sinagoga de Madrid el 31 de marzo, en un gesto de alto alcance simbólico dirigido más particularmente a las comunidades sefardíes dispersas por todo el mundo.

Pero ¿qué se evocó de la rendición de Granada y, más allá, de la desaparición del último estado musulmán de Europa occidental? Se las situó, reconozcámoslo, bajo el signo de la discreción. Es cierto que, al crear un tercer eje llamado Al-Ándalus al lado de los de América y Sefarad, la Comisión Nacional del Quinto Centenario indicaba su interés por tomar en cuenta el descubrimiento del Nuevo Mundo, la expulsión de los judíos del territorio español y la caída de Granada sin establecer jerarquía alguna. Pero las distorsiones fueron considerables en la realización y Granada quedó reducida a la porción congrua.